Estoy de acuerdo con casi todo lo que has dicho, querido amigo Sergio.
Sin embargo, ojala y la vida tuviera poco de azar. A veces pienso que el ajedrez es el único lugar del mundo tan bonito como para que lo que haces dependa casi exclusivamente de ti, y lo suficiente cruel como para que tú seas el único responsable de tus desastres.
Estamos sometidos al azar, desde que nacemos. Nuestras capacidades nos hacen hasta minizar sus efectos. Sin embargo, nuestra vida misma puede ser producto del azar… así que supongo que ya nacemos con estas normas.
Gracias.
David